lunes, 22 de septiembre de 2014

La aventura de los molinos de viento



- Escribe unas líneas contando qué le ocurrió a don Quijote con los molinos.

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos, de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
   - Mira, amigo Sancho Panza, allí se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con los que pienso hacer una batalla y quitarles a todos las vidas.

    - ¿Qué gigantes? - dijo Sancho Panza.
    - Aquellos que allí ves de los brazos largos.
    - Mire vuestra merced - respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas al viento, hace andar la piedra del molino.

   - Bien parece que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes, y si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración.
Y diciendo esto dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba.
Levantose en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
   - Pues aunque movías más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lazada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle todo el correr de su asno y, cuando llegó, halló que no se podía menear.
 

 - ¡Válgame Dios! - dijo Sancho -, ¿no le dije yo a vuestra merced que no eran sino molinos de viento?




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