Platero es
pequeño, peludo, suave tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que
no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro, lo dejo suelto por el prado y acaricia suavemente apenas las florecillas rosas, celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente platero y venia hacia a mi con su trotecillo alegre y parece que se ríe en no sé que cascabeleo ideal, come cuando le doy le gustan mucho las naranjas mandarinas, las uvas moscateles también le gusta los higos morados con su cristalina gotita de miel. Es tierno y mimoso como un niño o niña, están fuerte y tan seco por dentro como si fuera de piedra, cuando los saco los domingos por la mañana los hombres vestidos de limpio y espaciosos se que dan mirándolo
Tiene acero. Acero y plata de luna al mismo tiempo.
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