lunes, 24 de marzo de 2014

El León y el ciervo

Título: El león y el ciervo 

Autor: anónimo

Resumen: Erase un vez, una mañana un ciervo paseaba junto a un río. El invierno ya se acababa y la hierba parecía salpicada de florecillas de todo tipo de colores. El río alegre y ruidoso algo más arriba se remansaba en la llanura, se escuchaba el suave rumor de las aguas que ha veces eran interrumpidos por el canto de los pájaros. El ciervo tenía mucha sed y se fue al río, después de beber el ciervo contemplaba su imagen diciendo:
¡ Que hermosa tengo mi cornamenta! Él ciervo digo sin duda esta cornamenta elegante le impresiona a todo el mundo¡ Qué armoniosos son!¡ Qué aspecto tan majestuoso el mío!
Él no se resistió en comparar que ningún animal tenía los cuernos como él, mientas que se contemplaba su imagen, movia la cabeza de un lado para el otro suave mente para verse todas las partes del cuerpo.

Pero de repente algo le llamo la atención eran sus patas tan finas. Él se decía mientras que se miraba su reflejo, mis patas parecen las frágiles ramas de un árbol seco, él dijo todos los animales tenemos un punto débil ¡ Qué le vamos ha hacer!
El ciervo que estaba distraído pensando en esos pensamientos no se dio cuenta de que un león lo vigilaba escondido en unos matorrales cercanos, el ciervo cuando dejo de contemplarse en las aguas levanto la cabeza y vio al león y entonces se puso a correr sus patas eran veloces, parecían que sus patas en vez de correr parecían que estaban volando.


El ciervo ya le llevaba ventaja y entonces dijo estoy salvado pero cuando llego al bosque apenas avanzar las ramas de los árboles se quedaron atrapadas  sus cornamentas intento avanzar pero no podía dijo el animal si el león me lleva mucha ventaja no me podrá alcanzar, el león seguía corriendo y corriendo ya estaba cerca del bosque. Cuando el ciervo vio que el león se acercaba intento salir pero no pudo el león ya estaba allí el ciervo no se dio por vencido y pudo salir de las ramas.

Él ciervo comprendió que nunca se metería en lugares mas estrechos, la alegría de su liberación lo hizo aun más veloz y pronto obtuvo  una ventana insalvable. Cuando el ciervo se para a la sombra a descansan reflexiona diciendo:
¡Que peligro más grande he pasado por culpa de mi cornamenta!
¡Si no fuera ser por mis patas! ¡ Y yo que por un momento me sentía avergonzadas por ellas!

Opinión: A mí este cuento me ha gustado mucho por que nos enseñado de que nunca hay que avergonzarse de como eres y  de que en la vida no hay que ser tan creído.





No hay comentarios:

Publicar un comentario